Consulta la oferta de vuelos de Washington DC a Praga y reserva tu billete de avión online. Iberia te garantiza los mejores precios de última hora para nuestra oferta de vuelos baratos de Washington DC a Praga.
Los precios mostrados corresponden a búsquedas de vuelos de Washington DC a Praga realizadas recientemente por clientes.Pueden cambiar según la disponibilidad de plazas, posibles variaciones de tarifas, tasas y otros suplementos en el momento de realizar la consulta. Los precios por trayecto son aplicables comprando billetes de ida y vuelta.
Más información de Praga
La llamada ciudad de los cien campanarios es considerada, junto con París, Roma o Venecia, una de las maravillas de Europa. Ha conseguido escapar a las grandes destrucciones de las dos últimas guerras y conserva una profusión única de estilos arquitectónicos. Si eres amante de la música clásica no esperes a coger uno de nuestros vuelos baratos a Praga, pues la ciudad presume de una larga tradición musical.
Iglesias, teatros y jardines organizan conciertos de música clásica todo el año. Los más aclamados son los del Festival Primavera de Praga, que se celebra cada mes de mayo por toda la ciudad, en teatros como el Národní Divadlo. La plaza del Ayuntamiento, en la ciudad vieja o Staré Město, constituye el corazón de la vida praguense, con edificios emblemáticos como la Iglesia de Nuestra Señora de Týn o el ayuntamiento. Este es famoso por conservar el reloj astronómico más antiguo del mundo, que data de 1410. Las figuras animadas de los doce apóstoles que asoman cuando da la hora atraen siempre a multitud de turistas.
Entre los museos destacan el Nacional, el Judío y el dedicado a Franz Kafka, que nació en Praga en 1883. Cruzando el río Moldova por el Puente Carlos, el más viejo y famoso de la ciudad, se llega al Castillo de Praga. Se construyó en el siglo IX y se considera la mayor fortaleza medieval del mundo. Contiene la catedral de San Vito, de estilo gótico, o el callejón del Oro, donde vivió el autor de La metamorfosis durante algunos años. Junto a la fortaleza se expande el barrio Malá Strana, repleto de palacios, iglesias y plazas que florecieron al abrigo de la nobleza del imperio.
